miércoles, 11 de abril de 2012

Día Internacional del Pueblo Gitano
[Manifiesto para la celebración en Almería de la Fundación Secretariado Gitano]

Se hace extraño imaginar que el pueblo gitano deje de cantar; que deje de expresar sus alegrías, y también sus penas, con esa forma tan peculiar y gozosa como lo han hecho a lo largo de su extendida historia de existencia.
Sin embargo, hubo un día en el que eso sucedió; que la voz enmudeció y el júbilo se ahogó. Fue el 3 de agosto de 1944, hace más de 65 años, en un lugar de Polonia llamado Auschwitz. En aquella ciudad polaca, los sanguinarios soldados alemanes nazis construyeron un campo de concentración donde exterminaron a millones de prisioneros. Los mataron por el hecho de ser judíos, homosexuales, comunistas o gitanos. Es decir, cualquiera que para los nazis fuera un indeseable.
Estas columnas almerienses que se levantan aquí junto al Mar Mediterráneo, son un homenaje a quienes murieron durante la Segunda Guerra Mundial en aquel tenebroso, yermo e inhóspito confinamiento polaco. En aquel campo de concentración también perdieron la vida 20.000 gitanos, víctima del genocidio.
Pero aquella monstruosa matanza al pueblo gitano no le interrumpió su camino ni los hacinó a la orilla de la miseria. Cuentan que son quienes más caminan y quienes más viajan, quienes más ven el mundo, quienes a más gentes conocen, quienes más saben de la vida... Si eso es cierto, no es extraño que los gitanos sepan tanto; que los gitanos se mezclen con tantas culturas; que los gitanos lleven consigo su propia sabiduría.
El dolor, la ira, el odio, el rencor..., conllevan violencia. El instinto animal del ser humano vence sobre la razón, la razón de perdonar, de razonar sobre lo irracional de muchas de nuestras conductas.
El pueblo gitano ha sido casi siempre víctima de ese miedo atávico que se les tiene a las minorías. De ahí la infinidad de leyendas sobre sus orígenes, sobre su historia, sobre su presente..., y se utiliza para especular sobre su futuro. A veces se tiene la impresión de que ni siquiera son dueños de su propio destino.
Los payos, como yo, nos convertimos en demasiadas ocasiones en protectores de un mundo que no nos pertenece; confundimos compartir con ayudar; ayudamos en lugar de compartir. Compartir esfuerzos, anhelos, reivindicaciones y satisfacciones.
Reiteradamente el pueblo gitano ha sufrido un sentimiento contradictorio de rechazo y de fascinación. Rechazo por su nomadismo o aparente desorden. Admiración por sus cualidades cautivadoras o conductas libertarias. Pero a la vez que se les admira se les esclaviza en pro del cumplimiento de las normas. Normalización, en la educación, en la convivencia, en las costumbres...
A lo largo de la existencia del pueblo gitano ha habido muchos intentos de exterminio “porraimos”, que es como en caló se dice "la destrucción". Pero no debemos olvidar que la comunidad gitana está constituida por más de 10 millones de personas que habitan en numerosos países de todo el mundo. En España medio millón.
En Europa el pueblo gitano constituye la minoría étnica más importante y numerosa, con más de ocho millones de personas. Es decir, es parte integrante, activa y rica de nuestra sociedad.
Y eso hay que sustentarlo con esfuerzo por la superación y compromiso por un futuro cierto.
El 8 de abril se conmemora el Día Internacional del Pueblo Gitano, porque ese día de 1971 se celebró en la ciudad de Londres el Primer Congreso Gitano.
Allí, centenares de gitanos de todo el mundo acordaron por consejo de todos los participantes que el pueblo gitano tuviera su propio himno y su propia bandera. Una bandera que cualquier ser humano quisiera tener para sí y para sus ideales; con el color verde de una tierra próspera para y de todos, un azul cielo que nos ampare y una rueda que nos dé la libertad y nos lleve a un deseo común: 'Estipén ta li', que es como en romaní se dice 'Salud y libertad'.
Almería, 10 de abril de 2011
Antonio Sánchez de Amo

Foto de Juan Sánchez para La Voz de Almería

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